¿Vamos bien?

Hace unos 15 días, mi amigo W. E. me habló para preguntarme donde podía cobrar la pensión que otorga el Gobierno a los mayores de 65 años. Quiero comentar que tiene alrededor de 80 años, y según me contaba tiene lagunas mentales, se le olvidan muchas cosas.

Le informé al respecto y me pidió lo llevara a un banco; cuando fui por él le pregunte por su tarjeta, pues resulta que nunca tramitó este apoyo, y por supuesto no contaba con ella.

Fui hace unos días al módulo donde se tramita este apoyo para solicitar los requisitos que se requieren, y cuándo sería posible que mi amigo pudiera hacer el trámite; lo hice así para evitar que haga doble viaje. Así nada más iría en la fecha que me dijeran y ya con todos los papeles que requiera; me comentó la chica que atiende que por la veda electoral los trámites se reanudarían a finales de junio o principios de julio, que fuéramos en esa fecha y que checarían con su CURP si aparecía o no en el padrón, pues tal vez se lo hayan agregado a su pensión.

Tampoco mi amigo recuerda si cobró su AFORE. Al parecer no, solo la pensión del IMSS; imagínese 15 años de no cobrar con el apoyo que da la Federación a los adultos mayores y hoy por hoy el riesgo que el Gobierno se apodere de su Afore, o que su pensión esté siendo cobrada. Me pregunto, ¿cuántos adultos se encuentran en esa situación?

Cuando pensamos que todo estaba dicho, nos salen los paladines de la democracia con que se quieren apropiar de los ahorros de los derechohabientes.

Han desaparecido fideicomisos, programas, y ahora van por los ahorros de los trabajadores.

Decía David Páramo en el programa de Ciro, “Es un acto salvaje”, hablando sobre la iniciativa que presentó Morena para controlar el dinero de ahorradores para el Fondo de Pensiones para el Bienestar. Comenta que al parecer el Gobierno piensa que los mayores de 65 años son incapaces de administrar su dinero.

Perdónenme amiguitos, ya se gastaron todo el dinero que solo Dios y ustedes saben de cuantos miles de millones de pesos se está hablando; hoy ya derrocharon ese dinero en ocurrencias y caprichos bananeros y están buscando dónde tomar dinero para el pago de sus ocurrencias; solo faltaría que le metan la uña a los ahorros escolares de los niños de las escuelas primarias.

A principios de año hice un ejercicio: ver en internet cuántos ciudadanos mayores de 65 años habían en México, y al multiplicar por el apoyo que se dispuso otorgarles, ceros le faltaron a mi computadora. Desde luego que a muchísima gente los beneficia, claro, si fuera más, mejor, pero: ¿de dónde sacarán esas carretilladas de dinero?, y cuando se habla de un padrón inflado por varios cientos de miles de “beneficiarios”, entra en muchos el sospechosísimo. ¿Será que se hayan utilizado esos recursos de los fantasmas para financiar las obras faraónicas producto del capricho de unos pocos? o ¿para la campaña política?

Es hasta cómico ver cuando ya sabes quién, dice en su programa diario, que las utilidades de esos monumentales proyectos se utilizarán para obras sociales, jiar, jiar, jiar, diría mi padre en tono burlón; utilidades, cuáles, cuando estas obras están insultantemente subsidiadas y lo estarán por muchas décadas. Lo único que dan sus cuentas es lastima.

Vuelos con pocos viajeros, y en algunas ocasiones sin existir movimiento alguno en el AIFA; perdón, no somos niños y no nos estamos chupando los dedos, no somos esos que humillan diciéndoles ignorantes y que los usan para sus propósitos; y para colmo nuestros compatriotas lo festejan y hasta lo aplauden. No, no somos de esos. Y me viene a la memoria la frase atribuida equivocadamente al filósofo Nicolás Maquiavelo, ya que la autoría es de Joseph Maistre, haciendo alusión a la Revolución Francesa y a la idea del contrato social: “Toda nación tiene el gobierno que se merece”, pues su esencia radica en la responsabilidad que tenemos los ciudadanos en elegir a quienes nos representarán.

Aunque este dicho se le debe de atribuir por derecho de antigüedad a quien escribió el Eclesiástico en las Sagradas Escrituras, pues en Eclesiastico10, a la letra dice “Todo pueblo tiene el gobierno que se merece: “Cuándo el rey es ignorante el pueblo acaba en la ruina; cuando el rey es sabio el pueblo prospera, tal cual reza ese texto.

¿Qué estamos bien? ¿que la economía es sana? Tal vez la macro y lo dudo, basta ver la deuda externa y los casi dos billones de pesos que autorizaron las Cámaras para solicitar recursos al extranjero y con ello cubrir los gastos de esta administración; creo que los números están sujetos con alfileres, y la micro dista mucho de serla.

En más de una ocasión me he topado en alguna tienda o súper con personas con un puñado de monedas en la mano y con un poco de mercancía pagando en la caja, y cada que pasaba un artículo, preguntaban ¿cuánto cuesta?, y decía revisando sus monedas, si, o no, así, una por una para no pasarse del dinero que llevaba. Me dio sentimiento; unas toallas sanitarias, ¡no!, de los papeles sanitarios quitó uno de los tres que llevaba, de una gelatina que seguramente llevaba para su hijo ¡no! A poco no tienen estas personas el derecho a un aseo digno, o un pequeño gusto para su hijo; pregúntenle si están bien.

Todos los gobernantes quieren trascender. ¿Lo lograran todos?

No se dejen engatusar como en ese cuento nórdico de hadas del traje nuevo del emperador, conocido también como “el Rey desnudo”, escrito por Hans Christian Anderson, fábula con un mensaje de advertencia. Recuerdo cuando mi madre nos lo contaba, y esa parte donde le hacen creer al emperador lo bien que se veía con ese traje “invisible” que le hicieron creer sus súbditos llevaba puesto y se veía maravillosamente, y el paseando desnudo delante de su pueblo, y este a sus espaldas se mofaba de su ignorancia, hasta que un pequeño le pregunto a su madre, ¿por qué va el emperador desnudo?

¿Habrá alguien que emule a este pequeño?