Ningún cabo suelto

EL PASADO jueves los policías que se mantenían en la disidencia anunciaron el final de su manifestación, cuando ya quedaban menos de 300 elementos en el edificio de la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana. Se trató de un movimiento con origen en un fallido operativo en el CERESO de Kobén, que creció hasta ser nota nacional con las marchas en las que participaron miles, pero que se politizó y partidizó, producto de las pretensiones de sus líderes al aliarse con personajes políticos, particularmente el diputado José Luis Flores, antes de Morena ahora con Movimiento Ciudadano, que llevó a los cabecillas -casi todos ya dados de baja de la corporación- a sumarse a las filas del partido naranja.

Una vez que eso pasó, los uniformados prácticamente sellaron su destino, pues estaba claro, pasada la elección del dos de junio con el papel que jugaron a favor de MC, que solo podían ocurrir dos cosas: o este partido los seguía sosteniendo indefinidamente, o como ocurrió una vez contados los votos en las urnas, los políticos “mocistas” empezarían a ver la forma de quitarse ese compromiso.

Ayer ya sin los recursos que les entregaba Eliseo, un grupo de 120 se presentó a las instalaciones de la academia; a varios de ellos se les reiteró que tendrán que enfrentar aun procedimientos internos, por lo que otros más ya desertaron definitivamente. Ya son más de mil los policías, hombres y mujeres, que regresaron al orden institucional.

Por el bien de la seguridad pública y poniendo por delante el bien común de nuestro Estado, esperamos que de este capítulo de su historia queden muchas lecciones para todos los involucrados. Campeche no merece que algo así vuelva a ocurrir.