Ningún cabo suelto

LE TIENE tomada la medida el dirigente estatal del PRI, Ricardo Medina Farfán, al diputado Antonio Jiménez.

Le bastó con un video en las redes sociales sobre el caso de la joven universitaria abusada sexualmente por tres presuntos violadores, que siguen prófugos, para que el coordinador de Morena le dedicara su intervención en la tribuna del Congreso del Estado.

Medina ya no es diputado y ya no puede tundirlo «en vivo” en el debate, como con frecuencia lo hacía en la Legislatura pasada, pero otra vez lo exhibió.

Por segunda ocasión, con la mamá de la víctima presente en la sesión y exigiendo el apoyo de los legisladores para que se haga justicia, siendo otra vez ignorada por Antonio en su discurso, viéndose mal, frío, insensible, distante e indiferente al dolor de la familia; inhumano, incapaz de articular una frase sincera de apoyo a la petición de que los responsables sean detenidos.

Y por si le faltaba algo al morenista, también lo puso en su lugar la diputada del PRI, Delma Rabelo, aclarándole que ella tiene libre albedrío y que el presidente de su partido, quien ya no es legislador, no le ordena qué decir, advirtiéndole a Jiménez que con esos señalamientos -sin pruebas como acostumbra-, incurre en violencia política de género.

Lo hemos señalado en estas líneas, Antonio Jiménez cada vez hace un peor papel como coordinador parlamentario de su partido y como presidente de la Junta de Gobierno y Administración. Sus negativos, el rechazo popular y las críticas que recibe en las redes sociales crecen cada semana.

¿Que estarán esperando para relevarlo?, ¿lo harán hasta que el daño que le está haciendo a la 4T en Campeche ya sea irreparable?