Escrito por NCS Diario el abril 30, 2025
Ningún cabo suelto
EL PRESIDENTE del Congreso y coordinador de los legisladores locales de MORENA, el diputado plurinominal, Antonio Jiménez Gutiérrez, no se cansa de confirmar que el cargo le queda muy grande. Sus declaraciones y su actuación siempre dejan mucho que desear para un político que representa al Poder Legislativo del Estado. Intolerante como es a la crítica interna de la 4T y a la externa de la opinión pública, solo quiere leer, ver y escuchar a quienes lo alaban y que por supuesto no lo hacen gratuitamente.
En otro de sus arranques acusó sin pruebas a sus propios compañeros de bancada de financiar a medios y periodistas para atacarlo, dijo que el “objetivo es generar opinión pública y tensión interna y no es válido porque se usa la mentira”. La verdad es que si se revisan las notas donde se cuestiona a Jiménez, la mayoría hacen señalamientos de información que él mismo sube a sus redes sociales, por ejemplo: el gasto innecesario en promocionar su imagen con el pretexto de llevar un “Congreso itinerante” a las localidades donde la gente no lo conoce, porque tiene la obsesión de repetir en una candidatura en el 2027, aunque no pudo ganar su distrito para reelegirse el año pasado.
De su afición de acudir con sus allegados a los mejores lugares para comer y beber, presumiblemente con cargo al presupuesto, también ha dejado constancia en sus redes. Y por supuesto, le disgusta que se señale la poca transparencia en el manejo de las compras, adquisiciones y contrataciones de servicios que se llevan a cabo con asignaciones directas a supuestas empresas, porque también se dice que tienen activas a decenas de factureras, que son favorecidas en su gran mayoría sin licitar ni concursar.
Con Jiménez nada ha cambiado de las épocas en las que el PRI tenía la mayoría calificada y controlaba decenas de millones de pesos anualmente desde la llamada Gran Comisión, ahora Junta de Gobierno y Administración. Cuando se lo hacen ver estalla, descalifica sin probar sus dichos, se pone paranoico y ve “moros con trinchetes”. Seguramente porque lo consume una pesadilla: que en algún momento le ocurra lo que él mismo le hizo a un agonizante Alejandro Gómez Cazarín, cuando le dio golpe de Estado a unos días de que el diputado carmelita falleciera.
En su conciencia está llevando la penitencia, y no es nadie más que él quien ha provocado la agresión, la división y el encono, desde que encabezó la traición contra el moribundo Alxo y lo defenestró manipulando al grupo parlamentario de MORENA.