Escrito por NCS Diario el marzo 18, 2025
Ningún cabo suelto
TUVO QUE echarse para atrás o al menos eso dijo que haría, la presidenta municipal de Campeche, Biby Rabelo, quien presume de ser poderosa. Se vio arrinconada, precisamente por hacer alarde y abuso de poder durante el Carnaval. Con la intención de que su hija se luciera, metió las manos y recursos en el carro alegórico en el que esta desfiló, e incluso ella misma se subió en esa plataforma en un tramo del Corso Infantil.
En sus redes sociales confirmó que fue parte del “staff”. Cualquiera, con sentido común, habría advertido que con su intervención directa su presencia en la organización de la plataforma y la participación de su hija, se iba a generar un conflicto de interés en caso de resultar ganadora del concurso que organiza el mismo Ayuntamiento.
Pero la soberbia es temeraria y no solo la premiaron, sino que le dieron el primer lugar y la cantidad de 50 mil pesos por este “logro”. Como era de esperarse en este asunto, el favoritismo provocó inconformidad y no tardó en ventilarse en las redes lo que había ocurrido.
Unas horas después, cuando los reclamos por la fraudulenta premiación ya eran más fuertes. Salió la edil a dar la cara y, aunque sin decirlo explícitamente, tuvo que aceptar que el Comité del Carnaval obró mal, anunció que iba a pedir que el carro fuera descalificado y que los lugares se iban a recorrer.
Sobre el premio en efectivo dejó implícito que ella se arreglaría con la escuela y que podría hacerles el generoso “donativo” directo de su cuenta personal.
Se vio mal en su video mensaje la presidenta municipal, se notaba que tenía el orgullo herido y no tanto que estuviera arrepentida. Intentó justificarlo y hasta victimizarse, como suele hacer en estos casos, tan fácil que es reconocer que nos equivocamos y a la vez qué difícil resulta, cuando el ego está por las nubes, producto de rodearse de tantos aduladores y oportunistas.
Y nos preguntamos, ¿a qué hora piensa Biby dejarse de frivolidades y empezará a gobernar? Si es que a estas alturas todavía puede, o si la dejan, los Fernández Montufar.