Ningún cabo suelto

A UN año del operativo en el CERESO de San Francisco Kobén, que derivó en el conflicto entre policías y el mando de la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana, la Comisión de los Derechos Humanos del Estado que preside Ligia Nicté Há Rodríguez Mejía, aun no da a conocer el resultado de sus investigaciones y las recomendaciones correspondientes, pero se espera que sea pronto cuando lo hagan.

En entrevistas su titular ha mencionado que sería a finales de este mes de marzo, o en el próximo mes de abril cuando esté listo ese importante trabajo. Aunque el informe de la CODHECAM seguramente no sea el punto final para cerrar la historia, genera muchas expectativas el conocer su relato, uno que ya le ha llevado un año documentar y no es para menos. Fueron hechos muy delicados los que acontecieron entre la noche del 14 de marzo y la madrugada del día 15 del 2024 en el penal.

A pesar de todo lo que se pueda pensar sobre el porqué de la tardanza en un asunto de tal interés, aun se le puede dar a la Comisión el beneficio de la duda. No se trata de algo menor, que se pudiera haber hecho al vapor o de manera “exprés”.

Lo que sí se espera es que este tiempo les haya servido para elaborar un documento con toda la seriedad y objetividad que el caso amerita. No se puede omitir que además de los involucrados y afectados directamente, hubo consecuencias para toda la sociedad campechana, por el paro de los policías que se prolongó por más de tres meses.

En su momento, cuando se haga público, habrá que leer ese informe que pasará a la historia. Y será inevitable que muchos lo esperen para encontrar ahí señalados a villanos, víctimas y verdugos, para que puedan ser usados con intereses y fines políticos.

Sería un error quedarse en eso y no revisarlo haciendo un verdadero análisis, de mucha información que estará ahí contenida y que al día de hoy no conocemos o de la que sabemos solo parcialmente.

En este aspecto, la Comisión y su presidenta estarán en el centro del interés y  la opinión pública en los próximos días y semanas y prácticamente nadie, de quienes vivimos las protestas y las marchas de hace un año, quedaremos ajenos o indiferentes a sus revelaciones.