Escrito por el marzo 10, 2025

SIC SAC

El hombre llamado Jesús

 Jesús nació en Nazareth y hace más de dos mil años fue crucificado bajo el imperio de Poncio Pilatos. El Nazareno le decían de forma despectiva los romanos y los que no creían en Él, incluidos sacerdotes y líderes judíos como Caifás quienes persiguieron su legado después de su muerte justificándose en la creencia de un DIOS invisible formado bajo sus propios criterios e intereses políticos, no en los principios y convicciones del Altísimo.

En vida durante su muerte y después de su resurrección, los milagros y testimonios de JESÚS continuaron por el mundo, sobre todo, en aquellos lugares donde se resistían a sus enseñanzas. Milagros que se replican entre las personas elegidas por Él para cumplir una misión o dar testimonio de su autoridad, ser difusores de la fe y de su palabra. Así, lo demostró una y otra vez, en su época de predicador de hijo obediente y abnegado a la voluntad del Padre Eterno.

JESÚS fue hermano, amigo y consejero de los más vulnerables. Su grandeza no se limitó solo a predicar sino a mostrar su infinita misericordia y su poder, el mismo que usó para proteger a Moisés, Daniel, Esther, María, Jacob, Elías, y a muchos más que gozaron de su gracia y vieron el despliegue de su furia cuando se meten con sus elegidos.

Hoy son otros tiempos estamos en constante cambio, pero el tiempo de su obra es el mismo no cambia ni se transforma; Versículo 14: “Porque yo el SEÑOR, no cambio”; cambian los actores los elegidos y elegidas, pero la película es la misma.

A pesar de su promesa a veces pensamos inocentemente que el tiempo de manifestar su autoridad se acabó. Lo que pasa es que ahora el enemigo ha multiplicado sus seguidores y duplicado su obstinación, como un muro que se levanta frente a la bendición en forma de un obstáculo que estorba en el camino y retrasa los planes divinos.

Sin embargo, no significa que DIOS no está vigilante, atento y observando; Salmos 121:4-8 “No, él nunca duerme; nunca duerme el que cuida de Israel”. La manifestación de su existencia y sus milagros, los confundimos con la suerte o la casualidad.

El hombre llamado JESÚS fue de carne y huesos como nosotros, pero su ideología su doctrina, el amor y el perdón que nos profesa, no tiene comparación. Es una herencia de DIOS y de nuestros antepasados.

No, no todo está bien en la humanidad, si JESÚS regresara hoy, lloraría como lloró al ver la ciudad de Jerusalén. No podemos tapar el sol con un dedo. Si queremos ser guiados por DIOS tenemos que anteponer el libre albedrío y luchar contra los demonios internos que merodean en nuestra mente, en nuestros pensamientos y en nuestras intenciones, ocultos detrás de las tentaciones.

Aprendamos a entender su lenguaje sus señales y confiemos que todo obra para bien, nada se mueve sin su voluntad y lo que hoy notamos como una injusticia, tarde o temprano se levantará la bandera de su justicia.

El hombre llamado JESÚS es un rey abierto al mundo y no se cansa de escuchar de estar presente, aunque sea invisible a nuestros ojos terrenales.


Opiniones

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *



Continuar leyendo

Post Siguiente


Miniatura
Post Anterior


Miniatura

Radio Fórmula

97.3 FM

Canción actual

Título

Artista

Background