Escrito por NCS Diario el febrero 26, 2025
Ningún cabo suelto
AMARGA DESPEDIDA para el hasta ahora obispo de Campeche, José Francisco González, quien nunca se caracterizó por conducir la diócesis con apertura hacia la sociedad católica. Abandonó mucha de la obra social que caracterizó a la iglesia. Pecó de ambición, avaricia y ansia de poder.
Como consecuencia miles de fieles continuaron abandonando los templos católicos para sumarse a otras sectas, particularmente convertidos a las doctrinas evangélicas y protestantes.
Ayer su nombramiento como Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, le supo amargo, al coincidir con los días de la legalización del aborto en el Estado. Esa nota marcará su partida de tierras campechanas, por eso en la conferencia de prensa en la que confirmó su nuevo nombramiento y fijó su postura sobre el tema, a nada estuvo de condenar a la excomunión a las legisladoras y legisladores.
Pero fue esa cerrazón que tuvo durante 11 años la que le pasó factura. En su responsabilidad de líder y representante social, de la que todavía es la religión mayoritaria en la entidad, tampoco vio venir ni tenía información de lo que se estaba preparando en el Poder Legislativo, hasta que el golpe estuvo dado.
Ojalá quien ocupe su lugar en los próximos meses tenga la capacidad que él no tuvo y recupere la unión del catolicismo, que en más de una década no pudo.