Ningún cabo suelto

NI PETRÓLEOS Mexicanos, ni la Secretaría de Marina garantizan la seguridad e integridad de los trabajadores de las plataformas instaladas en la Sonda de Campeche. El “abordaje pirata” de la semana pasada no deja lugar a dudas.

A Pemex no le interesa saber quiénes se están robando los equipos con costos de millones de pesos y quiénes los compran; de lo contrario, presionaría a la Fiscalía General de la República para investigar el más reciente de los asaltos y todos los que antecedieron, que han representado millonarias pérdidas a la paraestatal.

Porque de lo que no hay duda y no la ha habido, es que los “filibusteros” modernos saben perfectamente cuál será el botín y el área a la que entrarán antes del atraco.

Porque no estamos hablando de delincuentes comunes, son profesionales que venden bien lo que roban y no son muchos los compradores, ni son equipos que van a parar a las numerosas casas de empeño.

Si no le interesan sus instalaciones, menos el personal que labora en condiciones de alto riesgo todos los días del año.

Hasta parece que a los funcionarios solo les interesa que las aseguradoras repongan lo hurtado.

Por su parte la Marina y el equipo de seguridad de la empresa tienen tan descuidada la Sonda, que los delincuentes se transportan en lanchas (no en helicópteros) y disponen de todo el tiempo para escalar y descender de las plataformas que son bastantes altas, desconectar los equipos y llevárselos sin que nadie los moleste.

Grave el caso, porque el cuidado de las plataformas petroleras es un asunto de seguridad nacional.

Mientras sigan relajados, relajados, los delincuentes seguirán haciendo de las suyas, viento en popa.