Escrito por el febrero 11, 2025

La delgada línea

Febrero rojo

Roberto Oropeza Ortiz

Desde hace varios meses en las carreteras de Campeche están ocurriendo un gran número de accidentes, pero ninguno como el del pasado sábado 8 de febrero en la carretera Escárcega – Villahermosa, al colisionar un camión de la empresa “Acosta”, contra un tráiler que presuntamente invadió su carril. De manera preliminar la Fiscalía del Estado reveló un saldo de 38 fallecidos, que perecieron calcinados en el incendio posterior al choque: 36 pasajeros del autobús que salieron de Cancún con destino a Tabasco y dos ocupantes del tráiler.

Es la peor tragedia en su tipo que se haya registrado en una carretera en territorio campechano. Todo lo que podía salir mal ocurrió: la obscuridad de la madrugada fue el escenario para que una carretera cuyas dimensiones, de solo dos carriles, quedara completamente rebasada. Con los choferes viajando de noche, seguramente ya cansados y con altas velocidades, impidiendo que pudieran reaccionar o maniobrar para evitar un impacto de esa magnitud. El incendio posterior quedó grabado en varios impactantes videos, que circularon en las redes sociales, al verlos parece imposible creer que once personas hayan sobrevivido.

Ya es hora de que se haga algo para evitar que sigan pasando y llevábamos varios avisos. Urge que estos caminos de las carreteras federales, que son la entrada a la Península de Yucatán, se modernicen; se tienen que ampliar por lo menos a cuatro carriles, de la misma manera en que se hizo en la carretera Campeche – Mérida, en la época del Gobierno de Felipe Calderón.

Es sumamente necesario que se ordene y se regule el tráfico que hoy por hoy es un caos y una trampa de muerte, con decenas de tractocamiones de carga circulando a todas horas y no en las mejores condiciones mecánicas. Sin descanso para sus conductores, que además lo han dicho en varias ocasiones: no descansan por la presión de sus patrones y por el miedo a quedarse parados y ser asaltados o su carga rapiñada por las redes de la delincuencia que se dedican a robarles y en las que participan también cientos de pobladores de comunidades cercanas.

Se tiene que reforzar la seguridad y retomar los operativos carreteros de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en conjunto con las policías, que hoy son prácticamente inexistentes. Con revisiones físicas a los conductores, para cuidar que estén manejando en sus cinco sentidos.

Es un secreto a voces que estas carreteras federales también son utilizadas por la delincuencia organizada. Incluso recordemos que aquí en la entidad, en 2019, un funcionario de Protección Civil del Ayuntamiento de Escárcega, gobernado entonces por el morenista Rodolfo García Puc, fue preso por presuntamente ser el cabecilla de una banda de ladrones de tráileres.  Y como este caso se sabe que hay otros. Hay muchísimo “vox populi”, de los políticos que encubren estos delitos.

Se trató de un terrible accidente, el peor que se recuerde en nuestro Estado, pero no se pueden dejar de señalar estas situaciones, que están a la vista de todos, sumando a las probabilidades para que ocurran y, si después de esto tampoco se hace nada, se repetirán, enlutando a más familias.


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