Escrito por NCS Diario el enero 20, 2025
Nosferatu
Por Delio Carrillo Pérez
Arrancó la cartelera del 2025 con el anunciado y esperado estreno de Nosferatu. Las películas de vampiros siempre han tenido un gran público y en su mayoría han sido versiones de la clásica novela Drácula de Bram Stoker (1897) De ahí que en esta ocasión haya opiniones encontradas y algunas desilusiones por ver una versión diferente a la mayoría de películas vistas conocidas. Sobre ello quisiera hacer algunos comentarios.
En efecto, Nosferatu es una versión diferente a las que se han hecho sobre la novela Drácula de Bram Stoker. Esta versión fue concebida originalmente en 1922 por el director alemán F.W. Murnau con una interpretación propia del cine expresionista alemán y concibiendo un vampiro inspirado en las leyendas previas a la novela con una imagen más grotesca y diabólica que la del aristocrático Drácula.
Esa versión no circuló porque el director fue demandado por los herederos de Bram Stoker ganando la batalla legal por la falta de autorización de los derechos de autor. Sin embargo, algunas copias se salvaron y gracias a ello se hizo otra versión con el mismo concepto en 1979 por Warner Herzog.
La historia de 2024 tiene connotaciones diferentes por el peso que tiene ahora la expresión erótica que no se vio en las otras versiones. Lo que sostiene y da sentido al desenlace.
Las actuaciones a mi gusto son demasiado contrastantes. La caricaturesca participación de William Defoe, el actoral corpóreo de Lili-Rose Melody Depp, la flemática belleza y el elaborado personaje del vampiro son disímbolas. El vampiro tiene un peso muy grande en el vestuario y maquillaje y sobresale mucho más aún por los diálogos de Bill Skarsgard que se sostienen con una vocalización profunda derivada de ejercicios especializados y el rescate de la acentuación en la lengua dacia desaparecida. Tiene un punto más a su favor el que en la mayoría de sus intervenciones aparece como voz en off lo que le da mayor dramatismo a la propuesta.
La fotografía es espectacular. El uso del filtro escotópico para las tonalidades es de una tecnología muy refinada para lograr imágenes monocromáticas con una predominancia del azul, filmada en iluminación de baja intensidad. Esto ya lo había puesto en práctica el director en otras películas suyas (El faro, El hombre del norte) y que seguramente es algo a destacar en esta ocasión en su búsqueda por retomar la versión de 1922 que tuvo como característica el blanco y negro, característico del cine expresionista alemán.
Por último, creo que como toda versión de una obra anterior original, el director tiene toda la facultad de hacerla bajo sus propios parámetros y propuestas. Esta no sería la excepción. Sin embargo, a mí me quedó a deber en el ritmo de la película y el hilvanado de sus personajes muy cargados en sus actuaciones cada uno. Te puede gustar o no, pero sin duda Nosferatu tiene muchos elementos a valorar como una buena película. ¡Hay que verla!