Ningún cabo suelto

COMO SI la Fiscalía General del Estado que dirige Jackson Villacís no tuviera suficiente trabajo con la investigación de los delitos que perturban la paz de los campechanos, ahora también tienen que recibir las denuncias de los políticos con la piel muy sensible. En algunos casos sorprende doblemente cuando se trata de personajes que también están acostumbrados a señalar sin pruebas y a acusar a sus adversarios de todo, pero cuando les toca de regreso se tiran al piso para que los levante el “enjambre” de propaganda que está a su servicio, que por supuesto no pagan de su bolsa.

Algunas de estas publicaciones además las realizan páginas y “bots” que nadie ve y de las que solo nos enteramos cuando los presuntos calumniados las hacen públicas.

Como ayer por ejemplo cuando Antonio Jiménez, el coordinador del grupo parlamentario de Morena y presidente del Congreso del Estado, se presentó a la Fiscalía para denunciar a un par de páginas de Facebook que publicaron una supuesta compra del legislador de un departamento de lujo en el Estado de Yucatán.

Pues sí le pegó lo publicado a Jiménez, que rápidamente convocó a rueda de prensa para desmentirlo.

Aunque revisando lo que señalan las notas denunciadas seguramente el diputado no tendría problemas en comprobar que sus ingresos como político “profesional” le alcanzan para adquirir una propiedad como la que se menciona.

Su salario es alto, hasta donde se sabe es soltero y si decidiera invertir sus ganancias, o adquirirla con un crédito como hacen muchas personas no tendría nada de malo. Sin embargo, se apresuró a señalar que dicha información tiene como objetivo afectarlo en su honor, mancharlo o “tiznarlo” y enunció a los presuntos culpables: “construyen esta maquinaria de mentiras por el miedo que tienen que aprobaremos la petición de desafuero de Alejandro Moreno Cárdenas”, además de emitir también sospechas de la autoría por parte de Movimiento Ciudadano.

De plano que nuestros políticos se distraen muy fácilmente con los fuegos artificiales, se la pasan viendo reventar los voladores en el cielo y no bajan la mirada para atender los problemas reales de los ciudadanos que reclaman, en el caso de los diputados, mejores leyes para favorecer el desarrollo económico, la seguridad y la mejora en las condiciones de vida de los habitantes de todo el Estado.