Escrito por NCS Diario el noviembre 12, 2024
La delgada línea
Fin de semana de terror
Roberto Oropeza Ortiz
No fue el pasado Día de Muertos, ni por los espíritus chocarreros que se cree nos visitaron en esta época del año. Pero en días pasados se registraron otra vez hechos que nos dan más miedo que cualquier historia de espantos. Imaginemos que cualquiera de nosotros sale a disfrutar de una noche con amigos en un restaurante, está celebrando su cumpleaños, un ascenso en el trabajo, un reencuentro con amigos o lo que sea. De repente, en la siguiente escena, un comando armado irrumpe en el lugar y en menos de un minuto abre fuego contra todos los presentes en el lugar, convirtiéndonos en un número más de la estadística de víctimas colaterales en la población civil de la guerra entre bandas rivales del narco.
Eso es justo lo que nos deja claro lo que vimos en las imágenes de lo ocurrido el fin de semana en el bar «Los Cantaritos» en Querétaro, que en nuestro país ya no hay Estados ni ciudades inmunes a esta funesta espiral, aunque las cifras indiquen que en ese lugar están por debajo de la media nacional de homicidios y en general se perciba un clima de tranquilidad, como es el caso de la entidad queretana o aquí en Campeche. ¿Quién puede decir hoy que sale con toda la tranquilidad del mundo a los lugares públicos, con la certeza de que no nos puede tocar la mala suerte de quedar en medio de la pelea por una «plaza», una venganza o un ajuste de cuentas entre narcos? A menos claro que seamos de los privilegiados del gobierno que pasean en autos blindados y con guardia personal.
Más nos vale, por un elemental instinto de preservación de la vida, abandonar ese autoengaño de que la inseguridad no nos puede convertir en víctimas a cualquiera. No es paranoia ni exageración, es nuestra realidad nacional y hay que asumirla, lo que tampoco quiere decir que convirtamos por las noches a nuestras ciudades en pueblos fantasmas, o que vamos a vivir con autoimpuestos toques de queda. Pero sí que al menos tratemos de evitar ponernos en riesgo ante situaciones que se perciban como peligrosas o ante la sospecha de que podemos correr algún peligro o recibir un daño. No seamos ingenuos, por información o por experiencia, todos hemos aprendido al menos a identificar y percibir las señales, los focos rojos, los lugares y el ambiente donde pueden pasar las cosas. Es triste decirlo, pero ya no es recomendable creer que en nuestro país existe una ciudad o un Estado «más seguro».
Aquí en Campeche, por ejemplo, el pasado fin de semana también hubo al menos dos homicidios violentos: un hombre que fue ejecutado en Champotón y apareció en un canal de una comunidad, de este caso la Fiscalía ya confirmó a dos detenidos; en Candelaria otra víctima fue asesinada en su rancho. En la ciudad capital el domingo se registraron detonaciones contra un domicilio del barrio de San Román, que estaría conectado con una riña posterior en Samulá y donde al menos hubo un par de heridos con arma de fuego, uno de ellos con grave lesión que lo dejaría paralítico. El martes por la madrugada en la colonia Fidel Velázquez sicarios dejaron a dos más heridos de bala graves, ocurrió en andadores cercanos a la escuela primaria y el jardín de niños. También se reportaron ataques con arma de fuego contra una tienda en Ciudad del Carmen y en un domicilio de Escárcega.
No se trata de politizar la situación, es lo peor que podría hacerse, pero se tienen que reconocer los hechos y no minimizarlos.
Ayer el gobierno federal dio a conocer con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública que del periodo de 2019 a 2024 se presentó una disminución de 37.2 por ciento en el promedio diario de delitos de alto impacto; asimismo que en el caso del homicidio doloso, 2024 presenta un promedio de 83 víctimas diarias, lo que representa una reducción del 17.3 por ciento comparado al 2019 en el que se registraron más de 100 víctimas diarias y recientemente el Senado de la República aprobó con respaldo de todas las fuerzas políticas una reforma Constitucional que le va a otorgar nuevas facultades a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana que encabeza Omar García Harfuch, para investigar y coordinarse con los tres niveles de Gobierno. Ojalá que pronto esos números, que en el papel indicarían que hay tendencias a la baja en los delitos, se reflejen en que nos podamos sentir otra vez tranquilos y que las nuevas estrategias y atribuciones del gobierno den resultado pronto para abatir a la delincuencia. Ya no queremos más, nadie lo desea, seguir viviendo estos días de terror.