Escrito por el octubre 25, 2024

Así las cosas…

Las carreteras

Estalló la bomba campechana. Los avisos venían de todos lados, pero nuestros funcionarios federales y estatales los ignoraron, embelesados por el Tren Maya que ciertamente generó una derrama de miles de millones de pesos y miles de empleos, pero también las consecuencias se están pagando porque lo vinieron venir y  no dijeron absolutamente nada, ni pío.

Hoy de las loas pasaron a los reclamos, cuando comparten la responsabilidad porque dejaron pasar el tiempo y avanzar el problema.

Aclaro que no estoy en contra del Tren Maya, para nada. Por el contrario, siempre he estado a favor porque es un medio de transporte que desde hace mucho tiempo es el principal en gran parte del mundo y en México por capricho de los gobiernos lo desaparecieron para beneficiar a los amigos y funcionarios dueños de tráileres.

Sin embargo, la concentración de la inversión pública en los megaproyectos del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador (Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el aeropuerto “Felipe Ángeles”) propiciaron que se abandonaron estados de la república y sectores importantes para el desarrollo y la vida cotidiana y adivinó, le tocó a Campeche. Otra vez nuestro estado el patito feo de la península, porque a Yucatán y Quintana Roo les va muy bien.

Centrados en el Tren Maya y en los beneficios que traería, se ignoraron las protestas de habitantes de las comunidades que una y otra vez exhibieron las malas condiciones de las arterias, de los automovilistas y transportistas que a través de las redes sociales alzaron la voz para manifestar su inconformidad y las alertas de los accidentes, varios de los cuales con consecuencias fatales. Avisados estaban, no se deben decir sorprendidos.

La “gota que derramó el vaso” fue el accidente de la noche del domingo ppdo. en la que lamentablemente fallecieron dos jóvenes maestras. A partir de esta tragedia docentes empezaron a compartir imágenes de las pésimas condiciones de las carreteras federales, estatales y caminos rurales por las que tienen que transitar para trasladarse a las escuelas, en varios la carpeta asfáltica ha desaparecido.

Es, por supuesto, consecuencia del abandono de los últimos seis años y apenas en el segundo semestre de este 2024 la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes firmó un convenio para transferir al gobierno estatal menos de 100 millones de pesos para atender el reclamo y recientemente otro entre la Secretaría de la Defensa Nacional y la SICT por más de mil 600 millones de pesos, que no dará para mucho dada la magnitud del daño.

Salvo la carretera Campeche-Mérida en ambos sentidos,  todas las demás vías del estado, la que se la venga a la mente u ocurra, están destrozadas y se requerirá cuando menos el presupuesto anual del estado para repararlas o hacerlas de nuevo.

De Atasta al puente El Zacatal, de Isla Aguada a Champotón, de Santa Adelayda a Palizada, de Escárcega a Xpujil y de ahí a Chetumal, las imágenes del deterioro y de abandono están presentes, se repiten. No digamos de los caminos rurales, porque la situación es peor.

Qué bueno que despertaron del letargo y se acordaron de las carreteras, solo que el olvido ya cobró vidas y va a salir muy caro económicamente. Ojalá no tengamos que esperar otros tres años para transitarlas en buen estado.


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