Escrito por el octubre 22, 2024

La delgada línea

En la UAC, el rector bajo asedio

Roberto Oropeza Ortiz

La cabeza visible de la campaña para atacar al rector de la Universidad Autónoma de Campeche es el presidente del Poder Legislativo, el diputado de MORENA, Antonio Jiménez. Desde hace algunas semanas el coordinador del grupo parlamentario morenista en el Congreso ha instruido a su equipo que difundan en páginas de redes sociales una campaña contra José Abud Flores.

La actual etapa de la estrategia para forzar su salida antes de que concluya su período en 2026 – porque es mentira y parte de la campaña de desinformación decir que ya se le terminó desde hace meses- , incluye mencionar una terna para un posible cambio; la más reciente de las mencionadas es la exsecretaria de Protección Civil, Bertha Pérez Herrera. Promover a las y los posibles “relevos” como ya lo están haciendo, responde al interés de que la Universidad sea “colonizada” de una vez por todas por los políticos de la 4T, quienes desprecian los perfiles académicos como el de Abud Flores, cuyas alianzas en el ámbito educativo son nacionales a través de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior.

Pepe Abud como se le conoce, ciertamente ha pagado facturas, llevaba muchos años fuera del Estado cuando fue convocado por la actual gobernadora para asumir la Secretaría de Educación, pero logró convencerla de que le diera su apoyo para retomar su proyecto universitario, que quedó truncado hace más de 25 años también por la injerencia política para defenestrarlo, en hechos que son por todos conocidos entre los universitarios. Al estar “desencanchado” se rodeó de asesores para que operaran en las escuelas y facultades, pero estos se extralimitaron con sus nuevos poderes; los tuvo que hacer a un lado y como era de esperarse se le voltearon y lo han mordido con fuerza, atacándolo incluso con señalamientos más personales que académicos.

También instruyó recortes financieros, que aseguró se usaron para destinarlos al fondo de pensiones y al pago de adeudos fiscales de administraciones anteriores, e hizo cambios en la contratación de personal docente, lo que provocó un choque con los más privilegiados históricamente de los comités directivos sindicales. Sindicatos que durante años han ejercido una especie de “virreinato” en la UAC, estallando la huelga en abril de este año. Al final, el paro acabó en negociaciones que fueron legitimadas por la participación de dirigentes de organizaciones sindicales, como la Confederación Nacional de Trabajadores Universitarios (CONTU).

A pesar del choque con el rector por parte de la dirigente sindical de los administrativos, Claudia Escobedo y el de los académicos, Joaquín Berzunza, los representantes de las Confederaciones nacionales terminaron reconociéndole a la administración universitaria el que no le haya suspendido ni una quincena de pago de sus salarios a los huelguistas en paro.

Y ahora, justo cuando la Universidad se encuentra en calma , después de los meses más agitados que se vivieron en el Estado entre el conflicto de los policías y el estallamiento de la huelga universitaria, Antonio Jiménez se ha obsesionado en intervenir en la vida universitaria. Para golpearlo desde la tribuna parlamentaria desempolvó una solicitud enviada en los meses cuando aun se estaba desarrollando el proceso electoral -solicitud que de ser así desde un primer momento debió enviarla al Consejo Universitario como máximo órgano de la UAC no al rector- para que los diputados de MORENA ingresaran a hacer promoción de su trabajo legislativo entre el alumnado universitario, situación que de habérsele permitido podría haber incurrido en una sanción por parte de las autoridades electorales.

En entrevistas recientes también intrigaba contra el rector por la presencia de gente del PRI cercana a Alejandro Moreno, participando en actividades a invitación de los estudiantes de Ciencia Política; a pesar de que el exgobernador priista es reconocido némesis de José Abud Flores.  Pero no se quedó ahí, llevó el tema a la tribuna del Congreso para señalar a Abud de corrupción, aunque también sin presentar ninguna prueba.

La actuación de Antonio Jiménez es de un comportamiento obsesivo contra la figura de Abud, a quien señala por “derechizarse”. Ya solo le falta acusarlo de ser el responsable de la caída de los aztecas y la conquista española.  Sin embargo, será muy relevante lo que ocurra en las próximas semanas en la Universidad donde seguramente no van a parar los ataques, pues Jiménez maneja en el Congreso recursos suficientes para abanicar el fuego.

No es cosa menor, pues están en juego los próximos años de nuestra máxima Casa de Estudios. El futuro de la rectoría, de sus escuelas y facultades y si en estas quedarán, al menos en su mayoría, hombres y mujeres provenientes de la academia y con trayectoria universitaria; o será sin ningún rastro de autonomía, otro coto de poder para colocar a militantes del partido que lleguen como capricho y resultado de la prepotencia, el injerencismo y el autoritarismo de personajes del régimen como Antonio Jiménez.

¿Donde está el cambio de los que prometieron que iban a ser diferentes a Alito, si hoy contra el mismo rector repiten la historia y pretenden lograr lo mismo?


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