Escrito por NCS Diario el octubre 6, 2024
San Francisco de Campeche
Por Tomás Arnábar Gunam
En octubre de 2005, cuando formábamos parte del Consejo Consultivo Municipal de Participación Ciudadana de Campeche, recibimos la propuesta de la diputada Elizabeth Vela Rosado de rebautizar oficialmente a la capital de nuestro Estado con su nombre original de acuerdo al título que le dieron en 1777 como Ciudad de San Francisco de Campeche, que, además, me pareció muy conveniente, ya que no debemos de olvidar que el nombre de San Francisco siempre ha estado muy ligado al de nuestra capital estatal, comenzando con el nombre de su fundador y la original disposición vecinal de poner a la naciente villa bajo la protección del “Polvorello de Asís”. Esta simbiosis se prolonga cuando los campechanos, tratando de gozar de los mismos privilegios y jerarquías que disfrutaba Veracruz como ciudad, en 1722 proponen un primer escudo (Partido con Castillo en el No. 1 y Navío en el 2) que presentaba sobre el jefe un Escusón (escudete) que ostentaba las armas de la venerable Orden Franciscana, formadas tradicionalmente de dos brazos cruzados sobre una cruz; el primero desnudo, representa a Jesucristo, y el segundo, cubierto, a San Francisco. En la parte superior e inferior del escudete se aprecian las cinco llagas del Salvador.
Fue rechazado por los especialistas de la Corona Española por estar mal ubicado el Escusón pues su lugar es el Abismo o centro del escudo y no el jefe o parte superior donde se halla y además, rebasa los límites del blasón proyectándose hacia arriba, fuera de su contorno, tocando la corona ducal. Además, es poco elegante que las coronas exteriores de los escudos toquen sus bordes o se apoyen en ellos, según don Juan Francisco Peón Ancona, en su estudio heráldico de “La Expresividad del escudo de Campeche”. Don Juan Francisco es Cronista de Mérida y reputado heraldista autor de los escudos de armas de Valladolid, Izamal, Hunucmá, Tizimín, Ticul, Progreso y Tekax, así como el de Yucatán).
El segundo escudo, presentado en 1772, presenta el Escusón en su lugar correcto. Tampoco fue aceptado porque en el escalafón heráldico el Escusón guarda la categoría de “Pieza Honoraria de primer orden” que le confiere preponderancia sobre otras piezas cuando va encimado a ellas. En este caso, las devotas armas de una orden religiosa destacaban más que las civiles municipales de Campeche, sujeto principal en el requerimiento heráldico que estaba gestionándose. (Impropiedad y heterogeneidad privan en este diseño de escudo, según don Juan Francisco Peón Ancona). Además, aducía el Rey de Armas español, don Ramón Zazo y Ortega que: “…es impropio el que un pueblo use las armas características de un Santo y extrañan que se equiparen, invoquen y enlacen las Reales afectivas llagas de nuestro Señor Jesucristo con las figuradas que envuelven…”
El tercer escudo, despojado de su escudete, cambia de estilo adoptando una nueva distribución en cuatro cuarteles que será la definitiva. Pero impide su aceptación final por que: “…no envuelve particularidad alguna que denote el nombre de aquella ciudad, ni que indique que se venera por su Cabildo a San Francisco por su especial defensor y Patrono”.