Escrito por NCS Diario el septiembre 28, 2024
El New Look de Christian Dior
Aquel 12 de febrero de 1947 hacía frío en París. Eran las 9:00 de la mañana y el termómetro marcaba -6 °C. El Todo París y el Todo New York esperaban que se abrieran las puertas del establecimiento que, pocos meses antes, había abierto sus puertas en el 30 de la avenue Montaigne en la intersección de esta exclusiva avenida con la calle François 1er. Allí estaban la Condesa de París, Marlene Dietrich, Rita Hayward, todo lo que brillaba de elegante y glamoroso. 40 años y medio más tarde, el destino me llevaría a vivir a solo media cuadra de esta icónica dirección, en el 51 Avenue Montaigne.
A las 10:30 se abrieron las puertas y el público fue recibido por un salón decorado con gran lujo y sencillez. Luis XVI todo en gris claro y blanco, que aún son los colores de la casa fundada tan un solo año antes de esta cita de febrero 1947. Fresco estaba en la memoria de todos el 25 de agosto de 1944 cuando el General de Gaulle, junto con los aliados, desfilaron por la Avenida de los Campos Elíseos, luego por la Rue de Rivoli en dirección a la Catedral Notre-Dame para celebrar con un magnífico Te Deum la liberación de París de las botas nazis. Fresco estaba en la memoria de todos aquel 10 de mayo de 1945, cuando en el palacio de Cecilienhof, en Postdam, los alemanes firmaban su capitulación ante los cuatro aliados. Frescas estaban en las memorias, las atrocidades, los dolores, las penurias, las destrucciones, la escasez y la miseria de esa Segunda Guerra Mundial.
Aún las mujeres llevaban vestidos confeccionados con tan solo 3 m de tela debido a que los tejidos había que comprarlos en toda Europa con tickets de racionamiento. Aquel 12 de agosto de 1947 a las 10:30 de la mañana se daba el banderazo del acontecimiento que marcaría el fin de una década de vestidos sobrios, tristes, grises y de telas de tercera categoría para ennoblecer la MODA, con mayúscula y, con ella, el hermoso cuerpo de la mujer. Su creador era Christian Dior. Si bien la colección tenía nombre, Corolle, como la de las flores en las que estaba inspirada, la autora del nombre por el que fue reconocida esta colección verano otoño de 1947 fue la redactora en jefe del Hotel Bazar Carmel Snow. Fue ella la primera que la nombró “New look”.
Al terminar el desfile, cada una de las señoras presentes recibió, junto con una tarjeta de agradecimiento por su asistencia escrita de puño y letra del propio Señor Dior, acompañada por los primeros frascos del primer perfume de Christian Dior, Miss Dior, que aún en nuestros días sigue siendo el perfume más vendido de la marca.
Christian Dior era un hombre ya de 46 años. Había nacido en una familia burguesa con una excelente posición económica. Su padre era propietario de fábricas de potasio, de abonos agrícolas, más tarde incursionó en la lejía y en una importante marca de detergente que aún existe en Francia, Saint-Marc. Su madre soñaba con un futuro luminoso para cada uno de sus cinco hijos. A Christian se le había destinado a la carrera diplomática, razón por la que su padre lo inscribió en la Facultad de Ciencias Políticas, aunque de ella salió sin diploma, porque, sinceramente, aquello de la diplomacia no era cosa para Christian Dior. Nació en 1905, por lo que, cuando llegan los locos años 20 parisinos, era un joven con una esmerada educación y excelentes modales. Era amigo de Picasso, Modigliani y de los más importantes artistas y escritores del París de esa época.
Se decidió por abrir primero una y después una segunda galería de arte en la que vendería los cuadros de estos pintores en boga. Lamentablemente, la crisis mundial de 1929, que con aires de violencia llegaba desde Nueva York, no solo obligó a Christian Dior a cerrar sus dos galerías de arte, sino que llevó a su familia a la ruina. El padre se vio obligado a no solo cerrar sus diferentes fábricas, sino también a vender sus propiedades, entre ellas, la casa familiar en la muy selecta Corniche de Grandeville, en Bretaña, casa que en sus años de modisto será toda una inspiración y hoy es un museo a él dedicado.
Enfermó de tuberculosis y fueron sus amigos los que tuvieron que financiar una cura en un sanatorio de los Pirineos. Murió su madre, mentora e inspiradora, y su hermano mayor. Para sobrevivir, comenzó a diseñar vestuario para películas. En 1939 Francia entra en guerra al lado de Inglaterra y en 1941 es movilizado en el ejército. Al término de su servicio, comienza a trabajar como diseñador en los talleres de 2 modistos famosos de aquellos tiempos. Aún trabajaba para uno de ellos cuando lo contacta el gran industrial del textil francés, Marcel Boussac, una de las 10 más importantes fortunas de Europa de ese tiempo. Le dice que cree en su trabajo, le propone asociarse para crear una nueva casa de moda. El interés de Mauricio también era poder dar salida después de la escasez y de muy poco dinero a la gran cantidad de tela de gran calidad que tenía en sus almacenes. Fue de esta forma que, como ya he dicho, en el 30 de la Avenue Montaigne, así se abre en 1946 la Casa Dior.
El desfile de ese febrero de 1947 fue apoteósico. Toda la prensa de las grandes capitales de inmediato se hizo eco del acontecimiento, salvo la francesa, que estaba en huelga. Rápidamente se fundó la boutique de Nueva York, evidentemente, en la Quinta Avenida, en el ángulo de la calle 57. Después vendría La Habana en 1952, en la tristemente desaparecida tienda por departamentos El Encanto, donde la mítica María Félix hacía sus compras.
En los Estados Unidos recibió una proposición de crear franquicias con el objetivo de sacar al mercado accesorios de la moda como medias de señora, pijamas…
No olvidemos que los grandes modistos tienen que hacer dos temporadas al año. Es una carrera loca. Es como realizar dos tesis de grado cada año. Poco tiempo después, para las nuevas temporadas, saldrían los modelos inspirados en la letra H, después aquellos inspirados en la letra A, después aquellos inspirados en la letra Y, que hacía que las elegantes llevaran estrechas faldas, obligatoriamente a 40 cm del piso, terminando con abultados hombros y drapeados para aumentar volumen imitando la letra del alfabeto.
Hasta 1957 estuvo Cristian Dior trabajando de una forma desmesurada. Todo tenía que pasar por sus manos y por su aprobación, incluso los artículos dados en franquicia. En 1947 tuvo una primera alerta cardíaca, la segunda llegó en 1952 mientras paseaba por el Campo de Marte de París y la tercera mientras descansaba y llevaba a cabo un régimen para adelgazar en Montecatini en 1957. Esa fue la tercera y la última crisis cardiaca.
El revolucionario de la moda femenina, aquel que volvió a ver en la mujer la flor que fuera la inspiradora de la moda de la época, fallecía a la temprana edad de 52 años. No por eso la Casa tuvo que cerrar. De inmediato el muy joven brazo derecho de Christian Dior, Yves Saint Laurent de 21 años en ese momento y que desde 1951 ayudaba al maestro, tomo las riendas de la Casa, dándole un nuevo toque más juvenil. La casa fue artísticamente dirigida por Marc Bohan hasta 1960. Desde entonces se han sucedido otros como Gianfranco Ferré, John Galliano y otros más.