Escrito por el septiembre 21, 2024

El Cántico de las Criaturas

Rebeca Reynaud

El Cántico de las Criaturas, redactado por San Francisco de Asís, está considerado el primer texto poético en la lengua vernácula de la literatura italiana.

En el corazón del Cántico no está en realidad las criaturas, sino Dios, su creador. San Francisco escribe el Cántico en un momento de crisis, de tormento espiritual, dos años antes de morir, cuando sufría varias enfermedades invalidantes y estaba decepcionado por la marcha de su Orden. En particular sufría de los ojos, le lastimaba la luz y casi no podía ver.

Las fuentes hagiográficas nos cuentan que el Cántico fue escrito en un momento en que San Francisco conoce que ha recibido en heredad el reino de Dios. El Poverello ve a todas las criaturas como parte de esa herencia filial. La “hermana muerte” hace evidente de forma definitiva lo que ya había comenzado en la vida, lo eterno en el tiempo.

San Francisco escribe este texto a finales del 1224, en dialecto umbro, después de recibir los estigmas de Cristo en el monte de la Verna. Identificado con Cristo mira de un modo nuevo la Creación de Dios Padre. San Francisco le dice a Dios en su cántico que “ningún hombre es digno de nombrarte”. Menciona al hermano sol, a la hermana luna y las estrellas, al hermano viento y al hermano fuego … Da gracias por aquellos que perdonan. Francisco no exalta una naturaleza idealizada, sino que mira la creación como un regalo y un reflejo de la belleza de Dios.

El hombre alaba a Dios con su manera de vivir la vida diaria, de mirar lo cotidiano con cariño.

Los santos son contemplativos porque todo les lleva a tener presencia de Dios y a agradecer cada uno de sus dones. Encontrar a Dios devuelve lo humano a su cauce y se descubre el valor divino de cada instante y de cada persona.

¿Qué enseña San Francisco en este Cántico? Enseña a adorar a Dios, a darle gracias por los dones que nos da cada día: el sol, la luna, el agua, las plantas, los animales –como el hermano lobo-, los seres humanos y los ángeles, y nos enseña que hemos de perdonar siempre.

 

CÁNTICO DEL HERMANO SOL

 

Altísimo, omnipotente, buen Señor,

tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.

 

A ti solo, Altísimo, corresponden,

y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.

 

Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,

especialmente el señor hermano sol,

el cual es día, y por el cual nos alumbras.

 

Y él es bello y radiante con gran esplendor,

de ti, Altísimo, lleva significación.

 

Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,

en el cielo las has formado luminosas y preciosas y bellas.

 

Loado seas, mi Señor, por el hermano viento,

y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo,

por el cual a tus criaturas das sustento.

 

Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,

la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.

 

Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,

por el cual alumbras la noche,

y él es bello y alegre y robusto y fuerte.

 

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra,

la cual nos sustenta y gobierna,

y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba.

 

Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,

y soportan enfermedad y tribulación.

 

Bienaventurados aquellos que las soporten en paz,

porque por ti, Altísimo, coronados serán.

 

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal,

de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

 

¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!:

bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad,

porque la muerte segunda no les hará mal.

 

Load y bendecid a mi Señor,

y dadle gracias y servidle con gran humildad.


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