Escrito por NCS Diario el septiembre 1, 2024
El Código de Hammurabi
Sobre todo cuando se ha producido un grave delito o un asesinato, todos hemos escuchado una vieja y vengativa ley. Es la muy famosa ley de “ojo por ojo, diente por diente”, conocida como la Ley del Talión. Esta ley exige un castigo a la misma altura del daño que se ha causado. Esta ley, junto con otras que regían los más antiguos códigos de conducta humana, está plasmada sobre un enorme pedazo de roca, un túmulo. Este gran pedazo de piedra es de gran importancia del pasado y representa el texto más completo en el campo del derecho de entonces. En este túmulo se dejaron por escrito las penas por cada delito cometido. Recoge los castigos para actos como el asesinato, la difamación, la infidelidad o incluso el robo en casa particular.
Este código fue redactado hacia finales del reinado de Hammurabi. Hammurabi fue uno de los más antiguos reyes babilónicos, puesto que perteneció a la primera dinastía que gobernó este imperio. Hammurabi deseaba que en todo su reino se aplicarán los castigos más justos y pertinentes que tuvo que impartir durante su vida de soberano. No debemos considerar que el Código de Hammurabi es el compendio de los principios morales presentes en la Babilonia de los años 1700 ADC. De hecho, se consideraba que no fue Hammurabi el autor de este código, sino el dios Shamash, titular de la justicia, quien dictaba las reglas de conducta del pueblo a través del soberano. Esta es la razón por lo que las leyes se consideraban sagradas.
Considerando los pocos conocimientos que tenemos de esta parte de la historia de la humanidad, el muy explícito Código de Hammurabi nos muestra con detalles cómo era la vida en aquellos tiempos en Babilonia. En sí, el Código consta de un prólogo, el cuerpo jurídico y un epílogo. La mayor parte de estas reglas son de orden social y, sobre todo, de derecho social. Regulan muchos aspectos de la vida cotidiana. Desde aquella época tomaba en consideración el estatuto y el derecho de la mujer, regulando las leyes del matrimonio y del divorcio. A través de este Código de Hammurabi, se protegía a la mujer débil y al hijo contra el abandono de un marido, contra la violencia doméstica y la miseria que todo esto puede engendrar. También habla del salario justo que deben recibir los diferentes trabajadores. El final, el Código de Hammurabi habla de todos los castigos divinos a que sería sometido el infractor de estas leyes. Si bien era generoso con la protección de la mujer, el Código de Hammurabi no se aplicaba de igual manera a todos los componentes de los tres estratos sociales de Babilonia, a saber los notables, el pueblo y los esclavos.
La justicia en Babilonia era sentenciada por tribunales y era posible apelar ante el mismo rey. Cuando a través de testigos no se puede confirmar un delito o un hecho que mereciera un castigo. Por ejemplo, el adulterio de una mujer, se recurría a un proceso divino que determinaría si había culpa o no. Ejemplo: si se acusaba de adulterio a una mujer y no había testigos para confirmar o desmentir los hechos, se la tiraba a un río con una piedra atada al cuello. Si la mujer lograba escapar de esta situación, se considera que había sido salvada por decisión divina. Esto es solo un ejemplo entendible para cualquier otro delito, no exclusivo al adulterio de una mujer.
Estos túmulos se exponían en los diferentes poblados del imperio para el conocimiento de la ley. En 1901 en el territorio del actual Irán se encontró una de estas columna hecha sobre una piedra de basalto negro de dos metros de alto. Sin duda alguna es una de las mayores maravillas que nos ha legado la antigüedad y uno de los primeros intentos legislativos de la Humanidad. Este túmulo, descubierto en 1901, lo podemos contemplar en el Museo del Louvre de París.
El Código de Hammurabi está escrito en un lenguaje sencillo con el fin de que cada ciudadano pudiera entenderlo y aplicarlo. Diciéndolo con palabras de nuestros tiempos “El desconocimiento de la ley no lo exime de su cumplimiento”.