Ningún cabo suelto

NO HAN sido precisamente los mejores días estos últimos para el presidente municipal de Carmen, Pablo Gutiérrez Lazarus, reelecto el pasado dos de junio para gobernar por tres años más en el Ayuntamiento.

Primero, el Tribunal Electoral local emitió un fallo en su contra por realizar proselitismo ilegalmente en horario laboral y aunque Lazarus asegura que no pasará nada -el Congreso local es el que debe sancionarlo y tiene mayoría de su partido MORENA-, la verdad es que su actitud de huir a los cuestionamientos da mucho que pensar y tan tranquilo no se le ve.

En segundo punto la violencia en Ciudad del Carmen no da tregua y casi a diario la nota roja domina en las noticias y en las redes sociales.

También hace unos días otra tragedia ocurrió cuando un jovencito falleció trágicamente al caerle encima el portón de un predio en el que se realizaban trabajos de demolición, lo que ha provocado el enojo de la ciudadanía, criticando la falta de atención de la autoridad municipal de Protección Civil en este y otros casos donde presumen amiguismos y negligencia.

Y para cerrar con broche y no de oro, ayer las autoridades de Salud estatal reiteraron que Ciudad del Carmen por su constante movimiento de población dedicada al sector petrolero, es la puerta de entrada para los casos sospechosos de la llamada viruela del mono, con dos actualmente en estudio de esta enfermedad que tiene en vilo a la Organización Mundial de la Salud.

Total que no se ha levantado con el pie derecho, aunque ayer seguramente respiró un poco con el mensaje de respaldo que le dio en sus redes sociales la gobernadora Layda Sansores San Román, quien dijo sobre Gutiérrez Lazarus “me llena de orgullo decir que en  Carmen tenemos al mejor alcalde de todo México” y agregó: “Pablo Gutiérrez Lazarus es un hombre incansable que tiene una gran capacidad: todo el tiempo está trabajando cercano al pueblo, haciendo obras para los carmelitas, la isla está cambiando de rostro, tiene más color, está bien cuidada porque tiene un líder honesto y que le pone mucho entusiasmo a sus labores”.

Salió con generosidad a su rescate la mandataria, porque Pablo ya no veía su esquina.