El Chechén

Cuenta una leyenda maya que existieron dos hermanos, uno de nombre Kinich, y el otro de nombre Tizic. Pues resulta que ambos se enamoran de Nicte-Ha, una mujer muy hermosa; el primero, un joven bueno y de gran corazón; el segundo malo. Algunos decían que era representación de la rabia hecha carne; llega el momento en que se retan a duelo por el amor de la hermosa joven.

La pelea es tan cruenta que ambos jóvenes mueren. Al llegar sus almas al inframundo, le piden a los dioses que les permitieran retornar a la tierra; su petición le es concedida, pero son regresados en forma de árboles, Kinich como el árbol del Chacah y Tizic como el del Chechén; en la selva casi siempre se encuentran uno cercano al otro.

El árbol del Chechén produce una resina tóxica y venenosa, provocando en la piel una dermatitis aguda, y un fuerte malestar para quien se contagia con esta, su remedio se encuentra en las hojas del Chacá, al serle aplicada al área de la piel de quien padece esta irritación.

Todo esto lo relaciono con los acompañantes de muchos de los candidatos que hoy contienden, desde la presidencia hasta las regidurías más modestas. De estos angelitos, como diría Roberto Gómez Bolaños “quién podrá defendernos”, ni Dios Padre.

Basta ver los acompañantes de las candidatas, los que quieren aparecer en la foto cerca de alguna de ellas como rémoras, creyendo que le abonan a su causa; “ni en cuenta”, dirían los chavos.

En ambos equipos hay muchos prianistas, podría afirmar que en todos. Estos se han insertado como la humedad en las paredes; como siempre en el partido en el poder hay más de estos, los más oportunistas; cómo pueden los altos mandos en la política confiar en ellos, sabedores que estos no son confiables, buscan su confort y el poder. Ilusos los que creen en ellos.

Muchos se despedazan entre ellos, dicen estar trabajando para la causa, pero es más bien para su causa; algunos tienen la piel sensible, solo basta ver una mala cara, o que no se hable bien de él o ella, suficiente para consumir la idea de cambiarse de circo, en espera de que por otro lado le guiñen el ojo. Otros en espera de promesas de un cargo del que se sienten merecedores, como si hubieran aportado mucho a este, herederos de un traje que les queda grande. En política usan a las personas, estos mismos lo han hecho. Hoy les toca a ellos y lo viven en carne propia.

Estarán nuestros políticos haciendo política o politiquería, cuando muchísimos de ellos buscan aprovecharse del poder con propósitos turbios.

No sean como el chechén, pues hasta su sombra hace daño.