Ningún cabo suelto

NUNCA SEGUNDAS partes fueron buenas.

Eso le está pasando al rector de la Universidad Autónoma de Campeche.

Desde su segundo arribo a la UAC, enfrentó al dirigente del Sindicato Único de Personal Académico, Joaquín Berzunza Valladares. Vaya usted a saber qué añejo problema traen, pero desde entonces no lo digiere, ni virtualmente.

Primero con el argumento de que legalmente no era el secretario general y mientras la autoridad laboral no resolviera, no tenía por qué tomarlo en cuenta, es decir para él no existía. Para aprovechar el tiempo y con la esperanza de que no le ratificaran el triunfo y cuando lo hicieran sería demasiado tarde, le soltó el cordel a Lucio Bernés para meter a su gente en áreas estratégicas, para hacerle contrapeso y crear un sindicato alterno.

Lucio no logró el objetivo, no cumplió con el compromiso y muchos de los recién contratados pagaron las consecuencias, les rescindieron el contrato. ¡Qué culpa se tenían!

Ratifican a Joaquín Berzunza y ni así, sigue sin dar su brazo a torcer, insiste en cerrarse al diálogo y en menospreciar a los académicos, los administrativos y el personal de intendencia que mantiene a la Máxima Casa de Estudios.

Ojalá les entre la razón a ambas partes, porque los más perjudicados son los estudiantes.

Abud Flores pasará a la historia como el rector al que corrieron en un acto vandálico promovido y patrocinado desde el cuarto piso de Palacio de Gobierno y como quien logró lo que nunca antes: que estallara la huelga en la Universidad Autónoma de Campeche.