Posible huelga en la UAC

La posibilidad de estallamiento de huelga en la Universidad Autónoma de Campeche (UAC) sigue latente, debido a la cerrazón del rector José Alberto Abud Flores, quien, hasta el momento, se ha negado a atender las peticiones de los docentes sindicalizados y abrirse a la negociación para buscar soluciones.

La principal petición en el pliego petitorio 2024-2025, acorde a la Ley Federal del Trabajo y la Ley Universitaria, elaborado por representantes de Facultades y Centros de Investigación, es el incremento del 20 por ciento al salario de los trabajadores, el cual está sujeto a negociación, según la declaración del líder sindical del Sindicato Único de Personal Académico de la Universidad Autónoma de Campeche (SUPAUAC), Joaquín Berzunza Valladares.

Desde octubre del 2023 fue entregada la propuesta a las autoridades universitarias, y no se ha cumplido su análisis y revisión en tiempo y forma.

¿Qué motivó el distanciamiento y la soberbia del rector hacia el personal docente sindicalizado?

En marzo de 2022, la rectoría emitió un comunicado señalando que la elección de la SUPAUAC estaba impugnada, porque carecían de toma de nota, es decir, personalidad jurídica para el periodo 2021-2025. Sin embargo, en junio de 2023, el Sindicato entregó la toma de nota e iniciaron revisiones pendientes, entre ellos 20 casos de casi 200 profesores de contrato que fueron despedidos de manera injustificada.

Sin embargo, eso no fue suficiente para que Abud enviara señales de apertura e informara de los asuntos que los maestros le solicitan, pues lo que pretende es la creación de un sindicato a modo. Como dice el refrán: “Para que la cuña apriete, tiene que ser del mismo palo”.

Se habla de un abandono constante a la UAC, que ha sido aprovechado por algunos directores que, con tal de poder cumplir sus componendas, le han cerrado las puertas y le han negado la oportunidad de concursar plazas a egresados de la misma Universidad que cuentan con maestrías y doctorados.

Por ello, prevalece el sospechosismo de que las contrataciones y asignaciones de plazas que realizan no cubren el perfil ni los requisitos necesarios, al rehusarse a mostrar los currículums de nuevas asignaciones.

La opacidad y falta de transparencia, a todo lo que da.

Desde su llegada Abud desplazó a casi 100 trabajadores docentes, algunos de contrato y otros con antigüedad. En su primer discurso, se comprometió a “trabajar en unidad y dar continuidad a un proceso de transformación de la máxima casa de estudios por el bien de la comunidad estudiantil y académica de Campeche”.

Pero, al parecer todo quedó en puro cuento, porque una vez que se sentó en la silla rectoral, famosa por trasfigurar al que se sienta en ella, se la ha pasado actuando con revanchismo en contra del personal administrativo, docente y sindical, que no es afín a sus intereses y a sus afectos.

¿Qué le pasa al cabecita de algodón libanés?

Lo anterior ha impactado los nombramientos de definitividades y de promociones al personal académico sindicalizado, Se habla de más de 150 solicitudes, de las cuales solo 27 han sido entregadas por la Dirección General de Servicios Administrativos. Desde hace dos años y medio, prácticamente el proceso de promociones está detenido.

Además ha obstaculizado cambios directivos en Escuelas y Facultades, donde se han desfasado los tiempos para elegir nuevas autoridades, excepto donde impuso a sus leales.

Entre otras novedades, enviadas a esta columna, se mencionan las deficiencias en las instalaciones, falta de equipamiento en centros de cómputo, centros de investigación, laboratorios, bibliotecas, salas audiovisuales, etc. Su respuesta frecuente ha sido la “austeridad”, para no resolver los requerimientos de las maestras y maestros.

Respecto al Fondo de Pensiones, ha dicho que no tiene por qué informar por ser “una cuestión interna”. Algo similar ocurre con los casos de acoso, ventilados en las redes sociales, por alumnas de diversas facultades. ¡Recórcholis!

Por si fuera poco, se dice que sus ausencias constantes en la Máxima Casa de Estudios, se debe a que aún podría ser profesor de asignatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). De ahí que las decisiones importantes quedan en manos de sus principales achichincles: Fernando Medina Blum, Secretario General, quien asumió el cargo en el 2015; Álvaro Abreu Bolio, secretario particular del rector, quien irónicamente, siendo asesor del ex gobernador Jorge Salomón Azar, desde el cuarto piso del palacio de gobierno, veía como los antimotines nos manguereaban con agua a presión, a los líderes de la actual gobernadora Layda Sansores durante la Resistencia Civil de 1997. Eso no lo sabía. Qué lindura.

Entre otros ex azaristas incrustados en la nómina, ligados al clan libanés, hoy vestidos de morenistas. ¡Vivillos desde chiquillos!

En el caso de Medina Blum, ya venció su periodo, y el periodo de Abud concluyó en octubre de 2023, al asumir el puesto en el segundo año del ex rector José Román Ruiz. Son cuatro años la permanencia en el cargo y ya se barajean nombres de campechanos interesados en sustituirlo.

En pocas palabras, las dos cabezas principales que dirigen la UAC tanto el secretario general como el rector, siguen en funciones sin haber sido nuevamente electos o ratificados. En caso contrario, que exhiban sus respectivos nombramientos.

A casi 25 años de haber sido desterrado de la Universidad, Abud no da señales de hacer a un lado su actitud altanera y su valemadrismo. Me cuesta entender lo que está pasando en mi alma máter, porque siendo yo estudiante en la Facultad de Ciencias Políticas, me tocó ver aquella mañana del 11 de octubre de 1999 la flagrante violación a la autonomía universitaria, en la forma como lo arrastraron y lo sacaron; incluso tuvo que exiliarse a la CDMX.

Acaso no aprendió nada de esa dura experiencia o es su catarsis reforzada con sed de venganza y resentimiento mezclado con arrogancia, que salpica a los catedráticos y le está pasando factura a la institución.

Hay que decirlo, su llegada a la rectoría abrió muchas esperanzas y expectativas para consolidar una gestión de puertas abiertas, que fuera exitosa y que gozara del aval de toda la comunidad universitaria. Sus cartas credenciales, su preparación, su capacidad y sus alianzas educativas, que las tiene, se alineaban para que todo eso fuera posible.

¡Oh sorpresa! Ha sido una decepción, aseguran docentes de distintos planteles, que me han pedido el anonimato por temor a represalias.

Ojalá el resolutivo del pliego petitorio de los maestros tenga una salida decorosa o saldrá la bandera rojinegra a partir del 8 de abril, regresando más de 12, 000 alumnos del asueto de Semana Santa.

Sin duda hacen falta la cordura, la sensatez y la cabeza fría para anteponer el interés de los universitarios por encima de los compromisos políticos o de cualquier otra naturaleza.

¿Será capaz el rector de afianzar estas cualidades?