NCS DIARIO/OPINIÓN

De corazón a corazón

Recuerdo que de joven se hacía una competencia para determinar quién era el mejor en alguna situación, aunque fuese ridícula y sin sentido. Se trataba de ver cuál de los contendientes lanzaba el escupitajo a más distancia.

Hoy parece que esa competencia infantil la han heredado actores políticos, pues lo vemos reflejado desde las principales instancias del gobierno, trátese del nivel que se trate.

–¡Hoy convocaron mis adversarios a una marcha! ¡Verán que yo logro reunir a más! Con el pretexto que sea, para demostrar quién puede más, quién es el más fuerte, como rindiendo pulso.

Lo hemos presenciado en algunas ocasiones y hoy lo vemos en nuestro Estado. Hago esta referencia por la marcha ciudadana del día 20 de marzo, cuando un buen número de ciudadanos, se dice que más de cuatro mil acudieron a este llamado de manera voluntaria, repito, voluntaria, para marchar hacia la sede del Poder Ejecutivo y manifestar una petición “apoyo a los elementos de seguridad pública y la remoción de su cargo a la secretaria de Seguridad Pública”, donde algunos elementos de esta dependencia llegaron para integrarse a la movilización.

Lo anterior motivado por la decisión de mantener en el cargo a la secretaria de Seguridad Pública, y directivos de algunas áreas de esa dependencia, esto, como resultado de un intento fallido en un operativo llevado a cabo en el centro de rehabilitación social, donde se vieron lesionados físicamente algunos hombres y mujeres, elementos de esa corporación.

Muchos nos quedamos sorprendidos del número de asistentes a esta convocatoria que seguramente dirán algunos que tiene tintes políticos; a mi juicio no creo que algún partido político, del color que sea, reúna con un llamado escueto en redes sociales a tantos para manifestarse por la misma causa, tal vez quiera alguno de ellos adjudicarse este logro.

Al empezar a circular en redes las fotos de esta marcha, muchos campechanos nos quedamos sorprendidos y nos decíamos: “Esto nunca se había dado en Campeche”.

A botepronto se convoca a una marcha, donde funcionarios invitan a los empleados, eso si respetuosamente y a quien desee asistir a esta; afortunadamente la gobernadora reacciono ante esta convocatoria, y no se dejó llevar por los cantos de las sirenas que le hablan al oído, agradeciendo en sus redes el apoyo que le brindan y pidió que no se lleve a cabo. Es obvio deducir que el consenso general relacionaría de haberse dado esta marcha con la convicción de que esta estaría siendo convocada desde el cuarto piso.

Vivimos en un pueblo muy politizado, es un pueblo chico, pero como dice el refrán, el infierno es grande, hoy se habla de nuevo de un centro de espionaje, como aquella ocasión que se volvió un aquelarre por supuestamente haberse encontrado uno de estos.

A mi juicio el elemento que puede solicitar la destitución de la secretaria, sería por ser ella responsable subsidiaria de esta dependencia.

Casos más graves los hemos presenciado a nivel nacional en todas las administraciones, y el responsable y cabeza de la institución simplemente es removido de un cargo para ser responsable de otra área y en otra institución, pues este funcionario está o estaba en el corazón de quién lo designo.

Uno de los letreros de los manifestantes decía: “No es político, el que no escucha el corazón de su pueblo”, dicho atribuido a don Carlos Sansores; por cierto que para mí fue un personaje, aunque jamás tuve contacto cercano con él, solo queda en mi memoria cuando iba en mi bicicleta al Instituto Campechano, muchas veces coincidíamos en el cruce de la avenida Gobernadores  y cuando eso sucedía me saludaba, yo me sentía importante, “el gobernador me saludó”, me decía, como diría mi hijo si se lo contara —si  te crees mucho–, pues sí, me creía mucho.

En mi época muchos jóvenes iban a solicitar su ayuda y el licenciado presto a ello. Quiero entender a la señora gobernadora por su posición; pero con el respeto debido, creo le está ganando más el corazón hacia sus amigos; yo haría lo mismo, los amigos son para siempre, y los colaboradores son pasajeros y quienes hoy se dicen sus aliados y aliadas incondicionales, mañana no lo serán. Al tiempo.

De corazón a corazón.