El Cisne Negro

La metáfora del «Cisne Negro» ha sido usada en eventos a escala mundial, como el ataque a las torres gemelas de Nueva York y recientemente cuando en China inició la pandemia del coronavirus, que llevó a los países a la emergencia por el covid-19.

Se trata de eventos que ocurren de manera sorpresiva, sin que nadie pueda anticipar que pasarían o a lo mejor se pensaba que la posibilidad de que sucedieran fuera muy remota, casi improbable y por ello ningún análisis de expertos logra predecirlos.

Una vez que se dan estos hechos, son tan impactantes que sus repercusiones se extienden por todos lados y su comprensión inmediata toma tiempo. Aunque los expertos suelen encontrar, en retrospectiva, que muchos de los elementos del «Cisne» estaban ahí, pocos o nadie los tomó en cuenta.

En la sociedad se considera que estos acontecimientos han cambiado el curso en un momento particular de la historia, por el impacto severo que generan estas.

Además hay que agregar que cuando se empieza a racionalizar uno de ellos, por lo general se llega al punto en el que se descubre que sus causas no surgieron de la noche a la mañana, sino que fueron un conjunto de factores que se van presentando en una línea de tiempo, a veces de manera muy espaciado y otras en cadena. Incluso en eventos que han sido calificados de esta manera como el coronavirus de China, tenemos muchas noticias señalando que el problema de la enfermedad en ese país llevaba muchos meses antes de que el mundo pudiera advertir del peligro que representaba a escala global. Pero efectivamente, tratándose además de un país tan cerrado, prácticamente ninguna agencia de salud internacional tuvo noticias hasta que fue demasiado tarde.

Llegando al punto, en política, la metáfora también se ha usado para describir un hecho que golpea de tal manera el escenario que puede cambiar la inercia de una campaña, de una elección o de una importante decisión.

Cuando a un partido, a un político, o a un gobierno le toca su «Cisne Negro», comúnmente llega de la mano de una crisis, para el que la sufre desde luego. Y abre oportunidades para sus adversarios políticos.

Lo que está pasando en Campeche desde el viernes, a raíz de los hechos ocurridos en un operativo de la Policía Estatal en el CERESO de Kobén, preparado con la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad Pública Federal. Donde lejos del éxito con el que se le calificó en un comunicado oficial, salieron muchos heridos del enfrentamiento de policías contra reclusos y la huelga posterior que provocó, pidiendo la renuncia de todos sus altos mandos, incluida la secretaria Marcela Muñoz. Ha provocado una reacción en cadena en la sociedad campechana, que mayoritariamente se ha puesto del lado de las inconformidades de los más de 800 policías estatales y municipales. Lo que estamos viendo es el «Cisne Negro» de lo que va del sexenio de Morena en el Estado y está pasando a semanas de la elección del próximo 2 de junio, que está a la vuelta de la esquina, en la gran elección intermedia donde se renuevan todas las autoridades locales, excepto la gubernatura, se cambia al Congreso y a los Ayuntamientos, pero más aún, como se señaló en columnas anteriores, probablemente se defina en el 2024 más de la mitad de la sucesión del 2027.

Así es la vida y la política, nadie sabe cuándo todo puede empezar a cambiar con el simple aleteo de una mariposa.